El nivel de contaminación de hasta un 85% por ciento del agua tiene preocupada a la población de San Juan Comalapa, Chimaltenango. Las familias enfrentan además la escasez del líquido, que significa un alto costo en el presupuesto familiar.
Texto y fotos de Joel Solano
El agua que consume la población del municipio de San Juan Comalapa, Chimaltenango, está contaminada hasta en un 85%. Esa es la advertencia que hizo el médico Florencio Simón, del Centro de Atención Permanente (CAP) durante una reunión del Consejo Comunitario de Desarrollo (Cocode).
Según la evaluación, el agua contiene heces de animales, y la comunidad no cuenta con sistemas de plantas de tratamiento en el municipio. La población atribuye la contaminación al uso excesivo de los plásticos que van a dar a los afluentes y a la mala manipulación de agroquímicos que se utilizan en los cultivos.


La situación de agrava en la época de invierno porque las correntadas arrastran los desechos. El monitoreo que hace el CAP registra que el uso de materiales no biodegradables y los animales en las cercanías de los afluentes del agua son los principales contaminantes.
El CAP ha solicitado a la municipalidad realizar la cloración debida, previo a que los sistemas de agua abastezcan a la población.
El monitoreo se realiza una vez al mes para velar por la purificación del agua que se consume diariamente en el municipio. Sin embargo, muchas veces las familias reciben agua de color oscuro o con fuerte olor a cloro.
Según Cristian Quiná, inspector de saneamiento ambiental del Centro de Atención Permanente del municipio, cada mes realizan análisis bacteriológico de la E. coli de los cincuenta y un sistemas de abastecimiento que actualmente tienen el municipio y sus comunidades, extrayendo muestras en cada sistema de agua y posteriormente trasladándolas al Centro de Salud para verificar si tienen presencia de algún contaminante que pudiera afectar la salud de los consumidores.





El equipo del CAP resalta la importancia de cumplir la Norma Técnica Guatemalteca 29001 de la comisión Guatemalteca de Normas (Coguanor) la cual puede medir si el agua es apta para consumo humano o si se identifican colonias de la bacteria E. coli. Esta norma establece cuales son los parámetros microbiológicos y fisicoquímicos que el agua debe cumplir para ser segura. Para el análisis microbiológico de agua potable se evalúa la ausencia de bacterias como la E. coli y otros.


El municipio está compuesto por quince aldeas que son Agua Caliente, Cojol Juyú, Pachitur, Pamumús, Panabajal, Panicuy, Panimacac, Paquixic, Paraxaj, Patzaj, San Juan de Palima, Simajhuleu, Payá, Xenimaquín, Xquin Sanahí. Así mismo cuenta con diecinueve caseríos que son los siguientes: Chichalí, Chimiyá, Chinimajuyú, Chirijuyú, Chuaquixali, Chuasij, Manzanillo, Panachecya, Paraxaquen, Paxán, Quisayá, San José las Minas, Xetonox, Xetuney Che, Mixcolabaj, Papumay, Pavit, Pichiquiej y Xiquin Sarimá. San Juan Comalapa tiene una población de más de 60 mil habitantes según el último censo realizado en 2018.
El agua a prueba
Recientemente se realizaron análisis fisicoquímicos en cinco de los cincuenta y un sistemas de agua; estos fueron enviados a laboratorio nacional para poder determinar con exactitud si el líquido es apto para el consumo humano.
En uno de los reportes del mes de febrero se dio a conocer que ocho aldeas y un caserío estaban consumiendo agua contaminada hasta en un 80%. Las aldeas y el caserío afectadas son: Xiquin Sanahí, Panicuy, Paquixic, Pamumús, Palima, Panimacac, Xenimaquín, Payá y el caserío Quisayá.
Una de las principales causas de la contaminación identificada es que las aguas residuales llegan a los afluentes destinados para el consumo.
El líquido lixiviado (o contaminado por los desechos sólidos) proviene de la materia orgánica al momento de su descomposición, y eso hace que ni el agua que se tenga en los pozos mecánicos sea de calidad.
Hasta el momento, el CAP no ha reportado personas que se hayan enfermado por consumir el agua que se abastece en la población.
Sin embargo, la población teme que se contraigan enfermedades gastrointestinales y hepatitis.
El río Pixcayá se pinta de aguas negras.


Guardianes del agua
En las distintas comunidades se conformaron los Comités de Agua, encargados de cuidar ríos y manantiales. Para mantener los afluentes se siembran árboles como el ilamo. Además, concientizan a las personas para no desperdiciar el agua y contaminarla con agroquímicos, pues en algunas comunidades el abastecimiento de agua viene de los nacimientos.
Los datos varían en cuanto a los análisis que realiza el CAP. En tiempos de verano la contaminación tiene una disminución. De cincuenta y un sistemas de agua, el 40% está contaminada y el 60% es apta para consumo.


En el invierno los porcentajes cambian debido a las correntadas de aguas que arrastran los desechos sólidos y los agroquímicos. Por ello el agua se contamina hasta un 65%, y la que es apta para el consumo disminuye a un 35%.
De un 100% de la población de San Juan Comalapa, un 10% utiliza filtros para purificar el agua; un 75% prefiere comprar agua para su consumo y el 15% restante busca hervir su agua, aunque consideren que con ese proceso hay una pérdida de minerales.
El encargado del Departamento de Agua de la municipalidad de San Juan Comalapa, Mario Belarmino Chalí, explica que el agua tiene el proceso de cloración y está libre de cualquier bacteria, siendo apta para el consumo humano. Según los datos de la comuna, el 90 % de la población está conectada a la red de agua potable.

Obligados a la compra de agua
Desde hace diez años la población se enfrenta a la escasez de agua. En tiempos de verano optan por la compra. En el municipio hay diez pequeñas empresas que distribuyen el líquido en cisternas, y el costo va en aumento.
En 2023 el tonel de agua tenía un valor de Q7, y este año subió a Q10, lo que representa un gasto para la población ya que las familias compran entre 7 y 8 toneles de agua para poder abastecerse, lo que significa un presupuesto de Q320 mensuales.
La mayoría empieza a comprar agua desde noviembre a junio de cada año durante el verano.

De un 100% de familias con servicio de agua, un 45% se abastece del servicio municipal, el 40% compra agua y un 15% va a las pilas públicas, o en algunos casos van a algunos ríos para poder abastecerse.
En invierno captan el agua de las lluvias y la compran para el consumo humano.
Soluciones ancestrales
Hace treinta años se tenía una gran densidad de bosques, explica la abuela, mamá y lideresa indígena Emiliana Catú, autoridad ancestral del municipio y defensora de derechos humanos.
“Se tenía gran respeto no solo entre padres e hijos, esposos y hermanos sino en la sociedad en general por la madre naturaleza”, añade.

Catú lamenta que todos estos conocimientos se han perdido con el paso de los años y los conocimientos ancestrales se han dejado de lado. “La comunicación con el cosmos es importante. Con la madre naturaleza. Es de sabios entender y comprender lo que nos rodea”, explica.
La lideresa advierte que las consecuencias en el cambio del clima “ya las estamos viviendo”, y recuerda que hoy, sectores urbanizados eran zonas para cultivos y bosques.
“Los sectores del Estadio Las Victorias, de la zona 1, eran áreas cultivables y con bosques a los alrededores. En el sector de Parvi Chocon de la zona 3 había caminitos pequeños, porque yo pasé por esos lugares, donde se podía observar cultivos y bosques. Y no había mucha población como vemos hoy en día. Hay sobrepoblación”, resalta.
Catú hace un llamado a la población: “Si todos actuáramos con conciencia, no viviéramos lo que vivimos ahora. Los contaminantes vienen desde nosotros. Claro que las grandes industrias o empresas también contribuyen, pero si no compráramos sus productos no contribuiríamos con este deterioro de nuestra madre naturaleza”, afirma.

Una de las principales quejas es la utilización excesiva que se hace de los pañales desechables que lamentablemente van a dar a los manantiales de agua. Es cierto que la basura se deposita en un barranco, pero cuando llueve ésta es arrastrada por el agua hasta los afluentes.
La lideresa recuerda que hace unos veinte años se utilizaban retazos de prendas de ropa como pañales, que se lavaban y se volvían a usar. “Lamentablemente la pereza e inconciencia de la mayoría los lleva a comprar pañales desechables, que son grandes contaminantes para el medio ambiente. O se utilizaban canastas para hacer la compra. Hoy todos esperan que les den una bolsa plástica.
Pero si todos volviéramos a los hábitos que teníamos antes contribuiríamos en gran parte al cuidado de nuestro medio de vida”, enfatiza.
La nana Emiliana, como también se le conoce en su comunidad, lamenta que las nuevas generaciones han perdido la conexión con la tierra. “Si le pregunto a un joven, ¿en qué fase de la luna se baja un árbol?, no sabe.
Los terrenos que han heredado de los abuelos los venden. Nosotros como abuelos y abuelas debemos educar a nuestros hijos y nietos”, concluye la autoridad indígena de Comalapa.
El especialista ambiental Fernando Cali explica algunas formas en las que se puede obtener agua de calidad. En un corto plazo, lo más viable es acceder a un ecofiltro para purificar el agua. A mediano plazo, que la comuna como responsable de purificar el agua, contribuya a la construcción de un desarenador para los sistemas de captación de agua.

En el caso de la aldea Payá, el especialista recomienda evitar el agua que venga con los materiales orgánicos, agroquímicos y desechos sólidos. “La disposición de una planta de tratamiento es indispensable ya que actualmente no se tiene, solo se cuenta con un tanque de distribución, ambas iniciativas son proyectos caros, pero bastante recomendables para la población”, indica.
A largo plazo, Cali recomienda la construcción de una planta de tratamiento de aguas de consumo domiciliar y un cambio de tubería de metal por otro menos corrosivo y que no contamine.
Por lo que concluye que se deben crear proyectos que contribuyan a la conservación y protección boscosa y a las zonas de recargas hídricas, más zonas de reforestación, aprovechando las plantas mixtas, como cipreses, ilamo, encinos, pinos, icuy, entre otros.
Otras estrategias podrían ser la siembra de agua, proyecto que se puede impulsar, tomando en cuenta que hoy en día, ya no se dan abasto como en otros tiempos.

La siembra de agua consiste en la perforación de pozos de 3 metros de profundidad, por 75 centímetros de diámetro, tomando en cuenta que, en época de invierno, en los mojones de los terrenos corren grandes cantidades de agua, desviándolos a los pozos que perforáramos en nuestros terrenos, eso permitiría alimentar estos pozos aprovechando el recurso y evitaría que todo se vaya a los océanos. “Es importante conocer sobre estos proyectos e iniciativas para impulsarlos en las comunidades o municipios donde hay zonas hídricas”, concluye el especialista.

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Tala inmoderada de bosques deja en la agonía al río Tazb’alaj en San Juan Comalapa
Este texto se realizó en el marco de la Sala de Creación comunitaria y medioambiental, un ejercicio periodístico colectivo organizado con un grupo de periodistas de territorios de Prensa Comunitaria, bajo la coordinación de Francisco Simón.