El pasado 19 de julio los dirigentes comunitarios firmaron una carta de acuerdos para restaurar los sistemas de agua potable en las tres comunidades del municipio de Comitancillo, San Marcos.
Por Alex PV
Los Consejos Comunitarios de Desarrollo (Cocodes) junto a los comités de agua de las aldeas Chixal y Taltimiche y el caserío Molino Viejo, se reunieron el pasado 19 de julio en la cabecera municipal de Comitancillo, San Marcos, para firmar una carta de acuerdos destinada a la realización de proyectos que incluyen acciones de adaptación al cambio climático.
Las tres aldeas se ubican en la cuenca del río Chixal, uno de los dos afluentes que rodea el área urbana del municipio. El proyecto principal para implementar en estas comunidades es la “Restauración de los sistemas de agua potable” que terminará en 2025.

Con este acuerdo, las comunidades buscan disminuir el impacto del cambio climático y promover la protección y cuidado de los bienes naturales. “La meta es motivar a la comunidad a tener una visión estratégica sobre cómo impulsar su propio desarrollo con la participación de todos los sectores, incluyendo a niños, niñas, jóvenes, mujeres y hombres”, dijo Rubén Feliciano, coordinador de la Asociación Maya Mam de Investigación y Desarrollo (AMMID), que ha sido el vínculo con el Fondo de Desarrollo Noruego, quien apoya la implementación del proyecto de tratamiento de agua potable en estas tres comunidades.
La sequía y otros desafíos
Los efectos de la sequía en Comitancillo se han intensificado. Actualmente, se refleja en la pérdida de cosechas, principalmente de maíz y frijol en las comunidades de la parte alta del municipio. Sin embargo, en algunas comunidades, que se encuentran en la cuenca del río Chixal, lograron salvar sus cosechas a través del sistema de riego implementado en el río mencionado. Las comunidades favorecidas son las aldeas Chixal, Taltimiche y el caserío Molino Viejo.
No obstante, sus cultivos se vieron afectados por una plaga de ácaros, que se propagó principalmente por las altas temperaturas y la baja humedad en el área. “Esta plaga se ha extendido por todo el altiplano de San Marcos, Huehuetenango, Totonicapán y Quetzaltenango”, comentó Erwin Orozco, ingeniero ambiental con más de ocho años trabajando en temas ambientales en Comitancillo.
De las 86 comunidades del municipio, el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Alimentación (MAGA) solo trabaja con 15 cercanas a la cabecera municipal, dejando de lado a poblaciones vulnerables que se encuentran en los límites con los municipios de Sipacapa y Río Blanco. “Es muy importante el acompañamiento técnico en la agricultura, ya que esto ayuda a proteger las cosechas de diversas adversidades”, enfatizó Orozco.
La mayoría de las comunidades no han implementado acciones al respecto, ya que hay un fenómeno emergente: la población ha dejado de practicar la agricultura. Los que siembran son personas que viven en la pobreza ante la falta de ingresos para comprar maíz y otros productos de la canasta básica en el mercado.

En los últimos años, Comitancillo ha dejado de ser productor de algunos granos debido a la migración hacia Estados Unidos. Como resultado, las familias dependen de las remesas y compran maíz que proviene de las zonas costeras de San Marcos. Las pocas cosechas que existen son de las personas que no tienen suficientes recursos para comprar alimentos y el resto lo hacen por cultura.
Desnutrición
Debido a la menor disponibilidad de alimentos en esta área, la sequía ha vuelto vulnerables a estas familias frente a enfermedades como la desnutrición crónica que afecta a mujeres embarazadas, niños y niñas.
El municipio de Comitancillo registra un 70.5% de niños y niñas con desnutrición crónica, según el Plan de Desarrollo Departamental (PDD) 2021-2032, de la Secretaría de Planificación y Programación de la Presidencia (Segeplan). Cada año, el sistema de salud registra entre 60 y 70 casos de desnutrición crónica en niños, de los cuales aproximadamente 50 se recuperan, pero se reportan una o dos muertes anuales como resultado de esta condición.


Las causas están vinculadas a problemas estructurales:
- La situación de pobreza. Según los estudios realizados, en 2020, por AMMID, Comitancillo tiene un 49% de pobreza extrema y un 71% de pobreza general. Las personas en situación de pobreza extrema sobreviven con Q8 al día (1.25 dólares), mientras que aquellos en situación de pobreza general viven con Q15 al día (2 dólares), según datos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
- Consumo de agua contaminada con heces fecales. De acuerdo a registros del sistema de salud municipal, casi todas las fuentes de agua están contaminadas, provocando enfermedades gastrointestinales. Erwin Orozco dijo que “este problema afecta significativamente la salud pública”.
- El acceso limitado a la atención médica para mujeres embarazadas. Aunque existen centros de salud en las comunidades, frecuentemente carecen de los recursos e insumos necesarios para proporcionar tratamientos adecuados.
- El cambio climático ha traído consigo nuevos desafíos. Anteriormente en Comitancillo no se registraban mosquitos, pero debido a las condiciones climáticas actuales, estos han proliferado y están transmitiendo enfermedades que antes no eran comunes en la región. Además, el cambio climático también ha provocado escasez de alimentos, exacerbando el problema de la desnutrición.
Contextos comunitarios
En la aldea Chixal, la sequía ha impactado el suministro de agua potable debido a la disminución del nivel en el tanque de nacimiento. Como resultado, la presión en las tuberías se ha reducido, lo que impide que el agua llegue a la comunidad a través de una brecha inclinada.
Mientras, las cosechas de milpa fueron, en su mayoría, afectadas por ácaros. “Se encuentran debajo de las hojas de la milpa como pequeños piojos en telarañas, y varias personas no pudieron controlarla, lo que provocó que se secara toda su cosecha de dos o tres cuerdas”, comentó Federico Miranda, presidente del Cocode de la aldea Chixal, que cuenta con 763 pagadores, es decir personas mayores de 18 años que contribuyen en la comunidad a través de jornales o cargos comunitarios.

Miranda mencionó que sembró en enero y esperaba la temporada de lluvias en mayo. Sin embargo, las primeras cayeron en junio, lo que impactó en su cosecha. Lamentó que este año no habrá mazorcas grandes, sino pequeñas, como desechos. A esto se une el alza en el precio del maíz en el mercado, el que espera disminuya. Durante el mes de julio, el precio del maíz criollo (producido en la región) era de Q260 por quintal, mientras que el maíz de la costa (producido en áreas costeras del país) costaba Q225 por quintal. Por otro lado, el abono fertilizante foliar QF 20-20 se encontraba a Q325 por quintal, y la urea a Q250. Además, el pago diario a los trabajadores rondaba entre Q80 y Q100.
En tanto en la aldea Taltimiche, la sequía no afecta a la comunidad, ni tampoco las lluvias, ya que utilizan un sistema de riego para las cosechas, según explicó Armando Aguilón, presidente del Comité de Agua Potable.

Además, con la reforestación de 80 cuerdas de bosque han logrado regular el clima. Pero la principal dificultad es la falta de agua potable, ya que no es suficiente para abastecer a toda la comunidad, que cuenta con 850 pagadores. Actualmente, el agua se distribuye por sectores en turnos, por lo que cada hogar recibe agua cada dos días.

En el caso de Molino Viejo, un caserío de la aldea Taltimiche, que cuenta con aproximadamente 150 hogares, la sequía afectó a una tercera parte de las cosechas de milpa y árboles frutales. Sin embargo, otra parte de la comunidad cuenta con sistema de riego que ha ayudado a mitigar las altas temperaturas. “El problema que tenemos es que el agua no es suficiente”, dijo Mardoqueo Coronado, coordinador del Cocode. En el caserío, el agua llega todos los días, pero solo por la tarde o por la mañana, lo que representa una dificultad para lavar alimentos y para la higiene personal de cada familia.
Acciones ante el cambio climático
Ante el contexto de estas comunidades, se implementó el proyecto “Restauración de los sistemas de agua potable” utilizando estrategias para asegurar que el agua potable llegue a todas las familias. Uno de los hallazgos evidenció que, en estas comunidades, las tuberías sufren daños debido a la alta presión del agua cuando llueve.


Por lo que una de las estrategias a implementar incluye la siembra de árboles alrededor de los tanques de captación de agua, que actualmente están desprotegidos en cada comunidad. Además, se realizará el mantenimiento de los tanques, ya que sus sistemas de captación tienen muchos años y presentan numerosos problemas de funcionamiento.
Uno de los desafíos es el tratamiento del agua proveniente del río Chixal, del cual se extrae agua para riego. Sin embargo, el río está contaminado por desechos plásticos, residuos de alimentos, aguas negras y contaminantes industriales, lo cual afecta la calidad de los alimentos producidos.
Adicionalmente, las autoridades locales planean continuar con programas de reforestación en las comunidades para conservar los suelos, ya que la falta de conservación conduce a la erosión y la destrucción de los recursos naturales de la comunidad. Según Erwin Orozco, “la intención no solo es abordar la problemática del agua, sino también preparar a las comunidades ante los cambios climáticos que incluyen lluvias intensas y sequías”.
Estas acciones, además, buscan fortalecer los procesos de participación comunitaria y mejorar la comprensión de los problemas locales para generar soluciones desde la autonomía de las comunidades.
Este texto se realizó en el marco de la Sala de Creación comunitaria y medioambiental, un ejercicio periodístico colectivo organizado con un grupo de periodistas de territorios de Prensa Comunitaria, bajo la coordinación de Francisco Simón.